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Un pregón a corazón abierto

El pregón de la Semana Santa jerezana 2017 comenzó con un cuarto de hora de retraso en el Teatro Villamarta. Un Villamarta adornado con flores blancas teniendo como eje central la Cruz de Guía de la Amargura, a la izquierda el Simpecado de la Hermandad del Santo Crucifijo y a la derecha el escudo de la Unión de Hermandades.

La marcha Corpus Christi habría dicho pregón acompañado de la palabra de Juan Carlos Moreno, hermano del pregonero José Blas Moreno.

José Blas se emocionó con las palabras de su hermano por recordarle que en un balcón arriba en el cielo, su padre y su madre estarán orgullosos de su pregón y atentos a él.

Un intenso recorrido por las hermandades que realizan estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, y las que no, en la jornada de Vísperas del Sábado de Pasión se fueron desglosando una por una en sus días respectivos de salida.

Se detuvo a dedicarles unos versos tanto a la Hermandad de los Judíos de San Mateo como a la Virgen de los Dolores, al recordar aquel año que no pudo procesionarsu Hermandad de la Amargura y conoció a la Virgen de los Dolores. Narró, como ya nos adelantó en nuestro programa de “Semana de Cuaresma”, esa particular manía a San Dionisio ya que un profesor de Pretecnología le mandó a realizar dicho templo jerezano en una pequeña maqueta. Asimismo, se detuvo con la Hermandad de La Pastora de San Dionisio, una especial mención a Manolito “el del Huerto” y la Virgen de la Soledad, entre otras tantas corporaciones.

Si debemos destacar algún fragmento del Pregón de José Blas sería que el que le dedico a ese político, a esa persona o personas que le tienen miedo a Dios. Por nombre llevaba “Cristofobia” literalmente sería Miedo a Dios y como venimos diciendo denunció ante un patio de butacas repleto cual es el motivo por el que te piden retirar estampas, crucifijos o cualquier otro recuerdo a Cristo. Recordó aquella célebre frase de” tú libertad acaba cuándo comienza la mía” haciendo  un llamamiento a que se respete la creencia en Dios, ya que llamado de la forma que fuese debe de ser respetada la creencia en Él, igual que el creyente respeta al que no lo es ni cree.

El final de dicho pregón, qué duro más de dos horas y media, no emocionó, sino hizo derramar un mar de lágrimas a aquellos asistentes que se vieron reflejados con la Virgen de la Amargura a los compases de un piano y contrabajo. Devotos o no a dicha imagen fueron los que tocado en su vena sensible por el pregonero amargurista rompieron en un fuerte y largo aplauso para darle fin a un pregón y comienzo a una nueva Semana Santa jerezana con los sones del Himno Nacional interpretado por la Banda Municipal de nuestra localidad. Momento donde las gargantas se convirtieron en nudos y la piel se erizó al compás de un piano y los versos del pregonero.

Un pregón largo y “de menos a más”. Un pregón lento en algunos momentos por citar a cada una y todas las hermandades que procesionan en nuestra Semana Santa y vísperas de la misma, pero sobre todo, fue una confesión de fe y vivencias que regaló José Blas a todos los jerezanos, mostrando ante el Villamarta su particular visión de entender y vivir nuestra Semana Santa.

 

Fotografía: Fran Fernández.

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